En estos meses de invierno y de tanto frio, es una buena opción decorar con alfombras la casa que den a los suelos la sensación de calidez y color. En las casa con niños cobran mayor protagonismo ya que les encanta ir descalzos y jugar en el suelo o encima de ellas, esto les da mayor seguridad a los padres y sienten que sus niños están protegidos del frio suelo de la casa.
Es importante tener en cuenta la calidad de una alfombra antes de comprarla; materiales, texturas, tamaño… Además, debe resultarnos bonita y se debe estar seguro de que uno no se cansará en seguida de ella. Si utilizamos alfombras con colorido y formas geométricas el resto de la habitación y muebles deben ser colores neutros y claros.
Siempre es adecuado que haya una buena relación calidad-precio, y contar con el diseño más adecuado al lugar donde la vallamos a situar, no será la mismo escoger una alfombra para nuestra casa que para el lugar de trabajo. El mantenimiento y el diseño será diferente puesto que para nuestra casa escogeremos la que más nos guste considerando sus características, y para nuestro trabajo la escogeremos acorde a la imagen que queremos transmitir de nuestra empresa.
El color elegido debe seguir cierta armonía con el resto de la habitación en la que se va a poner. Demasiadas alfombras pueden dar un aspecto recargado a las habitaciones haciendo que estas pierdan luminosidad. Por ejemplo: si la luz es baja, lo más recomendable es decantarse por alfombras en tonos verde claro, amarillo o beige ya que estos colores crean un efecto óptico de amplitud. Las tonalidades tenues también son muy útiles ya que disimulan las pisadas. Finalmente, los estampados oscuros dan un toque acogedor y son muy recomendables para dormitorios y pasillos. Además son ideales para ocultar las manchas.
Para que las alfombras mantengan siempre un buen aspecto es importante pasares diariamente la aspiradora por las pisadas, suciedad y barro que pueden estropearlas demasiado y hacer que pierdan sus propiedades. También es recomendable para que no suceda esto poner un felpudo a la entrada de casa y limpiarnos los pies antes de entrar.
Por lo menos, una vez al año hay que lavarlas a conciencia. La frecuencia de estos lavados en profundidad depende, claro está, de si en la casa hay animales, niños o están situadas en lugares donde se ensucian más habitualmente.